
Si a las hermosas, apacibles flores
tal vez monarca Jove dar quisiera,
para este cargo la encendida rosa
fuera elegida.
Ella es el dije de la madre tierra;
ella es la gloria de las plantas todas;
como a sus ojos ámanla, y la quieren
ramas y flores.
Honra los prados su luciente grana
y, de hermosura sin igual ceñida,
a los placeres amorosamente
llama las almas.
De verdes hojas coronada, ostenta
toda su pompa y vanidad suave,
y en su oloroso y delicado cáliz
Céfiro ríe.